El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad que se presenta cuando una persona queda atrapada en un ciclo de pensamientos intrusivos no deseados. Estos pensamientos desencadenan sentimientos angustiantes y hacen que la persona se sienta obligada a tener comportamientos repetitivos, compulsiones.
Lea la historia de Epifania sobre cómo, con la ayuda y la mentalidad adecuadas, recuperó su vida del TOC.
Una inesperada tormenta
Llegaron como una tormenta imprevista, retumbando en mi antigua y semitranquila mente; los primeros fueron sobre orientación sexual, convenciéndome de que solo porque me atreviera a mirar a otras mujeres o a que me parecieran bonitas, significaba que era gay. Siempre he sido consciente de mí misma e introspectiva. De hecho, esta no era la primera vez que me encontraba dentro de mi mente, lo cual generalmente era mi lugar preferido, lejos del aburrimiento que la realidad podía implicar.
Pero esta vez fue diferente. Estaba escudriñando cada pensamiento, cada sentimiento, cada sensación y cada conducta. A su vez, la manera como se comportan los demás o como me respondían estaba constantemente bajo ataque por parte de este lado oscuro de mi cerebro que nunca antes había visto.
Afortunadamente, he tenido la dicha de tener perspicacia suficiente para reconocer las diferencias entre mi naturaleza imaginativa en general y una enfermedad que, según supe más tarde, lleva el nombre de “trastorno obsesivo compulsivo”.
La vida con el TOC
Vivir con TOC no ha sido fácil. Ha sido una montaña rusa de emociones, un arcoíris de colores infinitos, algunos de los cuales nunca nos enteramos, no los colores estándar, sino los más intensos. No obstante, he logrado salir del otro lado y como una mejor versión de quien quiero ser.
Fui a terapia por primera vez en 2013. Después de haber sido diagnosticada formalmente gracias a una serie de ensayos de investigación en los que participé, tuve la fortuna de encontrar al Doctor en Psicología James Bender, quien es especialista en TOC. Pasé dos meses en terapia con James y posteriormente, debido a motivos económicos, fui transferida a un terapeuta que aún se estaba capacitando. Lo que nadie te dice al principio es cuánto tendrás que trabajar para pagar estas sesiones y, aunque el cuidado de la salud gratuito sería óptimo, cuando tu salud pende de un hilo, no puedes parar y pensar demasiado. Sin embargo, la opción de ser atendida a un precio más bajo redujo considerablemente la carga.
Combatiendo los mitos
Empecé inmediatamente la terapia para el TOC, con énfasis en la exposición y prevención de respuesta y, más adelante, en la CBT orientada a la conciencia plena. Cuando comencé la terapia, mis temas principales fueron el TOC de relación, el cual estaba tratando de sabotear mi relación con el que ahora es mi esposo, y el TOC homosexual.
Después de dos años de terapia intensiva, cuyo éxito atribuyo tanto a los estupendos profesionales como a mi voluntad de vencer a este trastorno, el TOC ya era muy leve.
Quizás se pregunten cómo puede uno vencer los pensamientos de una naturaleza tan intensa y que parecen tan reales. También quiero recalcar que los pensamientos intrusivos tipo tabú no pueden vencerse si uno no cambia sus creencias aprendidas sobre lo que significa pensar, sentir e, incluso, existir en este mundo. Nos educan con esquemas, pero no estamos hechos para ser esquematizados. Al TOC le encantan los esquemas, pero no son sanos. Por lo tanto, aunque la ERP y la conciencia plena me ayudaron a pasar de ser una víctima de moderada a grave a ser ahora una víctima leve, avanzar de la enfermedad a la recuperación sucedió cuando empecé a romper todos los mitos en los que creía sobre mí, sobre mis relaciones y la vida en general, a medida que crecía. La clave para liberarme fue desafiar el pensamiento en blanco o negro.
Aunque en los últimos tres años he sido extremadamente autosuficiente en cuanto al cuidado de mi salud mental, aún he desarrollado otros temas como el TOC de daño y el TOC de corrección, principalmente.
También sufro de depresión con alta funcionalidad, ansiedad, ansiedad de la muerte y ansiedad de la salud. He podido sobrellevar todo esto gracias a la conciencia plena y a la ERP, pero recientemente he regresado a la terapia después de un susto importante de salud que me llevó a una espiral.
Regresar a The Reeds Center ha sido una gran bendición. A principios de año tuve un accidente extraño que confirmó al TOC y a la ansiedad de la salud que si no hacía caso a mi cuerpo, me sucederían cosas peligrosas. En el fondo sabía que así es la vida, que los riesgos son inevitables; pero aun así, me encerré a pesar de que los médicos me dijeron que no pasaba nada por salir de casa. No confiaba que pudiera ser más fuerte que la duda cuando era tan obvio que me seguían pasando cosas malas. Gracias a que continué con la ERP y la conciencia plena, con la autorización de mis médicos, logré exponerme a mis más grandes temores y salí de casa por mi cuenta.
Sí existe la ayuda correcta para el TOC
Tener TOC en mi vida también me ha enseñado que aunque queramos que el camino siempre “sea de color de rosas”, generalmente está mal construido y es gris. El TOC no es un trastorno de los organizados, perfeccionistas y excéntricos. Es un trastorno de los pensamientos y sentimientos. Te atrapa en un interminable torbellino. Sin embargo, sí existe la ayuda adecuada, y es importante que creamos y que apoyemos el tratamiento y los medicamentos para el TOC en esos casos en que sea lo más necesario.
Quiero que recuerdes que no es tu culpa que tengas TOC, pero para vencerlo es necesario estar dispuesto a dejar todo lo que te ha condicionado y que te liberes. Mi recuperación consistió en creer que la compulsión ya no era una opción.
No digo que el camino a la recuperación sea un trayecto fácil. Lo que digo es que va a valer la pena. Recuperar tu vida ante el TOC siempre vale la pena.