El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad que se presenta cuando una persona queda atrapada en un ciclo de pensamientos intrusivos no deseados. Estos pensamientos desencadenan sentimientos angustiantes y hacen que la persona se sienta obligada a tener comportamientos repetitivos, compulsiones.
Lea sobre la prolongada batalla de Sarah y cómo la utiliza para ayudar a otros a aniquilar a la malvada bestia que es el TOC.
Cuando comenzó, mi TOC ocurría principalmente al comer y tragar (por supuesto, sufría mucho de otros subtipos, pero este es el más recurrente). Cuando tenía nueve años, me atraganté un poco con un emparedado de queso y en menos de veinticuatro horas, ya tenía miedo de comer. De hecho, también me habría dado miedo beber líquidos si tragar saliva no me hubiera convencido de que no me atragantaría de manera mortal. Apenas comía; prácticamente durante un año sobreviví con Cheerios y jugo V-8 (aunque sí logré incorporar los frijoles y el queso a la parrilla).
Después desarrollé miedo a los gérmenes y me lavaba las manos hasta que estaban en carne viva y sangrando; mis padres me llevaron a mi médico de cabecera, que me recomendó que consultara a un terapeuta.
Buscando al terapeuta adecuado para el TOC
La terapia fue una bendición. Empecé a comer de nuevo la comida de siempre y comencé la terapia de ERP (exposición y prevención de respuesta). Sin embargo, poco después empecé a cansarme de luchar contra el TOC y tenía pensamientos suicidas. No se lo dije a nadie y, a la larga, intenté suicidarme en el sexto grado; y luego dos veces más en octavo y una más ese verano.
Mi terapeuta se fue y tuve que buscar a otro. Nadie sabía lo que era la ERP y uno hasta llegó a fomentar mis compulsiones. Mi madre buscó en el directorio de la International OCD Foundation y encontró a un especialista en TOC. Me recuperé rápidamente, pero pronto me estanqué. Estuve parcialmente hospitalizada y lo enfrenté fervorosamente con ERP, ACT y sertralina como refuerzo, lo que llevó a una remisión total. Publiqué una novela para concienciar sobre el TOC dentro de la comunidad católica; trato de ser una buena representante del TOC y de convertirme en investigadora sobre este padecimiento para que pueda curarla de una vez por todas.
Lo cual me lleva hasta aquí. Por desgracia, actualmente estoy pasando por un pico de TOC y no puedo tragarme la sertralina antes de que se disuelva (y por cierto no sabe bien) y las comidas me ponen nerviosa. En ocasiones me pregunto de qué sirve la vida si siempre sufriré como ahora; pero tengo que seguir adelante. Tengo que hacerlo por mis seres queridos y por todos aquellos que padecen TOC, porque estoy decidida a derrotar a la bestia malvada de una vez por todas.