Tratando de vivir una vida normal mientras lucha contra los pensamientos intrusivos

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad que se presenta cuando una persona queda atrapada en un ciclo de pensamientos intrusivos no deseados. Estos pensamientos desencadenan sentimientos angustiantes y hacen que la persona se sienta obligada a tener comportamientos repetitivos, compulsiones.

Lea la historia de Grace y descubra cómo está haciendo frente a sus pensamientos intrusivos y utilizando el TOC para ayudar a otros.

Creo que había indicios de que padecía TOC desde finales de la escuela primaria, pero nunca me lo diagnosticaron porque no afectaba mucho mi vida.

Por aquel entonces, mis obsesiones tenían que ver principalmente con mantener seguros a mis seres queridos con oraciones ritualistas y haciendo la señal de la cruz. Recuerdo que si me olvidaba de hacerlo, me ponía tan nerviosa al pensar que iban a morir porque no había hecho el ritual y que su muerte sería mi culpa.

A lo largo de la preparatoria y la universidad, tuve mucha ansiedad sobre la salud que hoy en día puedo identificar como TOC, pero no fue sino hasta el último año en la universidad cuando mi mundo se derrumbó.

Era una época de mi vida en la que tenía mucha ansiedad y estaba sola más de lo que estaba acostumbrada. Tardé mucho tiempo en armarme de valor para hablar de esto por temor a que alguien lo averiguara y no lo entendiera y me denunciara a la policía. Este es un ejemplo de lo que se siente al tener TOC: piensas en el peor de los casos para toda posible situación en la que te encuentres.

Lidiando con pensamientos intrusivos

Empecé a tener pensamientos sexuales y violentos. Este fue realmente el momento más aterrador de mi vida. Sentía como si mi cerebro y mi sentido de identidad estuvieran secuestrados y controlados. Ya no era yo misma. Yo estaba en segundo plano, rogando liberar a mi cerebro del tormento y la angustia.

Incluso recuerdo que pensé que tenía que ser un tumor cerebral y deseé que lo hubiera sido para que hubiera alguna explicación. Cuanto más lo intentaba, peor se ponía. Incluso comencé a tener obsesiones suicidas además de las obsesiones sexuales y violentas. Sé que era diferente a tener tendencias suicidas porque era realmente feliz y no quería morir, eran intrusivas, al igual que las otras obsesiones.

Buscando ayuda para el TOC

Unos dos meses después de mis primeros momentos aterradores busqué ayuda. Solo tardé ese tiempo para llegar a la conclusión de que no había manera de que pudiera vivir así sin buscar ayuda. La terapia me salvó la vida. Tuve la suerte de que mi primer terapeuta fuera especialista en TOC sin que yo lo supiera, por lo que pudo identificar por lo que estaba pasando. Ya tenía un nombre para esto y, en consecuencia, poco a poco las cosas comenzaron a mejorar.

Aunque estoy mucho mejor que como estaba hace tres años, aún no estoy como quisiera estar. Me gustaría retomar la terapia de ERP, pero desafortunadamente no puedo pagarla. Todavía tengo mis obsesiones que van y vienen respecto a lo que me obsesiona día tras día; pero ahora mismo sobre todo me obsesiona que me secuestren y tengo miedo de que suceda.

El TOC ha atacado quien soy como persona y se ha llevado cada parte de mí que valoro y la ha convertido en lo opuesto de quien era y en algo cínico. Durante mucho tiempo, pensé que era todo eso porque lo pensaba, y en ocasiones admito que aún me quedo atrapada en esto y dudo de todo.

Ahora lo más difícil es la pena y la vergüenza que conllevan tener TOC, particularmente estas obsesiones puras. Siento pena por la persona que era antes de que fuera sintomática; pero me encanta la persona que ha logrado pasar por esto y que utiliza su dolor para ayudar a otros.